Sonambulismo
Por Dr. Jonathan Levy
Médico general y espírita
(Texto adaptado VE 2010)
Según la Medicina, el sonambulismo (también llamado noctambulismo) es un trastorno del sueño, clasificado como parasomnia, experiencias o comportamientos no deseados durante el sueño, asociados con episodios breves y parciales de despertar. Revelados con mayor frecuencia en los niños y desaparición en la adolescencia, aunque a veces con persistencia hasta la edad adulta.
Por lo general hay más de un miembro de la familia que la padece o la ha padecido.
Las parasomnias más comunes son el sonambulismo, los terrores nocturnos o los episodios de confusión al despertar.
¿Cómo se presenta el sonambulismo?
La persona que presenta sonambulismo se denomina sonámbulo/a. Los sonámbulos desarrollan actividades motoras que pueden ser sencillas o complejas… pudiendo salir de la cama, caminar, orinar o incluso salir de su casa.
Resulta difícil despertar a los sonámbulos aunque, contrariamente a lo que suele creerse, no se muestra peligroso hacerlo.
El sonambulismo se produce durante las fases 3 ó 4 del sueño, en la etapa denominada sueño lento o sueño de ondas lentas (SOL). Su causa es desconocida y no existe ningún tratamiento eficaz.
Se cree erróneamente que el sonambulismo es la conversión de los movimientos físicos que efectúa el individuo en las escenas que está realizando durante su sueño. Ello es considerado como equívoco porque el sonambulismo se presenta durante las horas de la noche en las que aún no se ha presentado la etapa o fase de movimientos oculares rápidos (MOR o REM), que es aquella en la que sí suelen presentarse los sueños.
Resulta difícil despertar a los sonámbulos aunque, contrariamente a lo que suele creerse, no se muestra peligroso hacerlo.
Los sonámbulos pueden realizar actividades como leer un libro, limpiar, caminar… al igual que despertar en su cama. Ellos no realizan sus actividades con sus ojos cerrados y sus brazos extendidos, como se muestra a menudo en parodias de caricaturas o películas. Los sonámbulos, por el contrario, llevan a cabo sus actividades con los ojos abiertos (lo que les permite explorar sus alrededores) o con los ojos hacia arriba (debido a la adaptación natural del cuerpo a no recibir luz en el acto del dormir).
Gabriel Delanne, en su obra “El Espiritismo delante de la Ciencia”, relata la historia de un joven sacerdote que se levantaba todas las noches, iba hasta su escritorio, componía sermones y volvía a acostarse. Cuando terminaba una página, la leía en voz alta, desde el principio al fin.
Que el cura no veía ni leía con el auxilio de los ojos quedó probado por algunos de sus amigos. Estos últimos, queriendo verificar si él dormía, se dispusieron a vigilarlo. Cierta noche en que se levantó y estaba escribiendo, estos amigos interpusieron un grueso cartón entre sus ojos y el papel… hecho que no impidió que continuara escribiendo, como tampoco que luego leyera todo el escrito.
Por lo tanto lo que acontece en el sonambulismo, en forma análoga a lo que ocurre en el sueño común, es que su alma se emancipa y ve con los ojos del Espíritu. En este caso, con la particularidad que, aunque esté fuera de él, el espíritu sigue ejerciendo una fuerza sobre el cuerpo en reposo… que se manifiesta por una acción rectora totalmente ajena a los sentidos corporales.
Deducimos, pues, que el alma está en vela, en tanto que el cuerpo duerme.
¿El sonambulismo natural puede tener alguna relación con el sueño?
Según nos indica la codificación: “Es un estado de independencia del Espíritu, más completo que el del sueño, estado en que en mayor amplitud adquieren sus facultades. El alma tiene entonces percepciones que no tiene durante el sueño, que es un estado de sonambulismo imperfecto.”
Todas las consideraciones hechas hasta aquí son referentes al sonambulismo natural, es decir, el que se manifiesta espontáneamente en algunos individuos. Existe, sin embargo, el sonambulismo animal.
El sonambulismo magnético, como se le llama, fue introducido en Francia por el médico austriaco Franz Antón Mesmer, atendiendo a fines curadores. Fue uno de los discípulos de Mesmer el Marqués de Puysegur, quien descubrió el sonambulismo en individuos magnetizados.
A pesar de que los sonámbulos vean con los ojos del alma, no siempre ven todo, pudiendo equivocarse al respecto. Esto ocurre, según nos dicen los espíritus superiores, porque “en primer lugar, a los espíritus imperfectos no les es dado ver todo, ni a saber todo. Y luego cuando están unidos a la materia, no gozan de todas sus facultades de Espíritu”.
En aquellos casos en los que el sonámbulo obra según la orientación de otros espíritus, se caracteriza una acción mediúmnica, dado que él (él sonámbulo) se halla como instrumento de otras inteligencias. Es pasivo y lo que dice no previene de sí mismo. En resumen, el sonámbulo revela un hecho anímico cuando expresa su propio conocimiento, mientras que el médium sonámbulo manifiesta el conocimiento de otro.
¿Cuál es el origen de las ideas innatas del sonámbulo? ¿Cómo puede hablar con exactitud de cosas que ignora cuando está despierto, de cosas que hasta están por encima de su capacidad intelectual?
Como respuesta a estos interrogantes podemos decir que el sonámbulo posee más conocimientos de los que suponemos. Solo que dichos conocimientos están adormecidos porque, por ser demasiado imperfecto, su envoltorio corporal no le permite recordarlos.
¿Qué es, al fin, un sonámbulo? Un espíritu como nosotros, que se encuentra encarnado en la materia para cumplir su misión, despertando de esa letargia cuando cae en estado de sonambulismo.