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El Libro de los Médiums

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    Visión Espírita
  • hace 16 horas
  • 4 Min. de lectura

¿Cómo son las comunicaciones de los Espíritus?

Naturaleza de las comunicaciones

(El Libro de los Médiums, capítulo X)

David Santamaría


Hasta este capítulo de El Libro de los Médiums, Kardec se centró más en sistemas, métodos, teorías y manifestaciones físicas; pero, a partir de aquí ya se enfoca más en las comunicaciones inteligentes.


Nos concreta que: 


“Hemos dicho que todo efecto que revela en su causa un acto de libre voluntad, descubre por eso mismo una causa inteligente, por más insignificante que ese acto sea. Así, el simple movimiento de una mesa, toda vez que responde a nuestro pensamiento o manifiesta un carácter intencional, puede ser considerado una manifestación inteligente.


Si el resultado se limitara a eso, sólo despertaría en nosotros un interés muy secundario.


Con todo, ya sería importante que obtuvieramos la prueba de que en estos fenómenos existe algo más que una acción puramente material, aunque la utilidad práctica que de ahí pudiéramos extraer fuese nula o muy restringida.


Sucede todo lo contrario cuando esa inteligencia adquiere un desarrollo que permite un intercambio regular y continuo de ideas. Ya no se trata de simples manifestaciones inteligentes, sino de verdaderas comunicaciones.


Los medios de que hoy disponemos permiten que se obtengan comunicaciones tan extensas, tan explícitas y rápidas como las que mantenemos con los hombres.(ítem 133)

Igual de extensas, explícitas y rápidas como las que intercambiamos los seres humanos entre nosotros, sí; pero, con la salvedad de que deben darse a través de un intermediario quien, de forma inevitable, e inconsciente en muchas oportunidades, puede presentar resistencias, siendo posible que se produzcan alteraciones en el contenido de esa transmisión. Sin embargo, ello no es óbice para que se acepte que realmente se está en contacto con un Espíritu, ya sea de una persona fallecida, o de una persona en la que el componente espiritual está en fase de emancipación. 


Kardec agrupa las comunicaciones en cuatro apartados generales, pudiendo ser: groseras, frívolas, serias o instructivas. Haciendo gala de su sentido común, las clasifica con toda naturalidad; es decir, asimilándolas al tipo de intercambio que puede darse en cualquiera de las interacciones que podemos tener en cualesquiera de las situaciones de la vida material. 


En lo que respecta a las groseras y frívolas no hay mucho que decir ya que se pueden confundir perfectamente con las manifestaciones de este tipo a las que, lamentablemente, nos tienen ya acostumbrados bastantes de los contenidos que se producen y reproducen en muchas redes sociales.


En múltiples oportunidades el anonimato en esas plataformas comunicacionales da rienda suelta a expresiones fuera de tono y de lugar. Curiosamente podemos asimilar ese anonimato de las redes al que pueden presentar los Espíritus que se comunican en muchas de las reuniones mediúmnicas.


Solamente resaltaremos la afirmación de Kardec de que, en las comunicaciones frívolas, puede suceder perfectamente que se den “a veces salidas ingeniosas y mordaces, y entre chanzas vulgares no es raro que digan duras verdades, que casi siempre hieren con precisión”. En este caso podemos suponer que, detrás de esa aparente frivolidad de un determinado Espíritu, se revela alguien con más sensatez de la que podría esperarse.


En cuanto a las comunicaciones serias, es muy precisa y atinada la apreciación de Kardec cuando nos alerta de que una comunicación seria no tiene por qué ser ”buena”, ya que Espíritus hay que, bajo la apariencia de sabiduría y responsabilidad (incluso utilizando la personalidad de alguien ilustre del pasado), transmiten conceptos equívocos cuando no directamente disparatados.


Evidentemente saber discernir lo verdadero de lo falso es uno de los mayores retos que se tiene en la práctica mediúmnica. Ahí hay que ser altamente prudentes y aplicar la receta que más adelante encontraremos en esta misma obra (capítulo XX, ítem 230): si no lo vemos claro es mejor rechazar 10 verdades (o 100 a veces también se dice) que dar cabida a una sola teoría falsa. 


Esta última puede ser demoledora para nuestra querida Filosofía, o para nuestras Instituciones o para las personas que acepten esa falsedad.


si no lo vemos claro es mejor rechazar 10 verdades (o 100 a veces también se dice) que dar cabida a una sola teoría falsa.

Con las comunicaciones instructivas, que serían -como indica Kardec- comunicaciones serias que tratan de temas filosóficos y morales, hay que tener también algunas precauciones. Sus aportaciones serán más o menos profundas o acertadas dependiendo del grado de conocimiento y de madurez del espíritu comunicante, tal cual como nos ocurre con lo que nos comparten personas de nuestro mundo físico. O sea, siempre hay que ser cautos a la hora de enjuiciar o de aceptar determinados contenidos, especialmente si están poco contrastados.


En esta última categoría, la de las manifestaciones inteligentes instructivas, Kardec incluye un concepto que ya presentó en varias de las preguntas y respuestas de El Libro de los Espíritus: el de la “desmaterialización”. Ésta sería una condición esencial en cualquier Espíritu para que pudiéramos fiarnos de sus opiniones.


Hay que ser cuidadosos a la hora de entender lo que para Kardec significa ser un Espíritu desmaterializado. Así, pues, encontramos dos situaciones diferentes:


  • En El Libro de los Espíritus, ítem 584(a), se equipara el estado errante (o sea, el de Espíritu sin cuerpo, entre dos encarnaciones) con la desmaterialización. No se nos escapa que esa afirmación presenta algunas dificultades ya que El Espíritu, en esa situación, no es inmaterial sino incorpóreo (ver al respecto la respuesta de los Espíritus a la pregunta 82 de esta misma obra).

  • En el presente capítulo de El Libro de los Médiums, que un Espíritu esté desmaterializado se refiere a una cuestión moral; es decir, que se encuentre lo más “desconectado” posible de los intereses y apetencias puramente materiales, sin por ello dejar de vivir plena y dignamente las diferentes circunstancias físicas.


A pesar de que el lenguaje de Kardec suele ser preciso y explícito no por ello hay que ser menos cuidadosos ante expresiones que nos puedan confundir.


Por ello, cuando estudiamos las obras de este Maestro, es muy interesante hacerlo en ediciones anotadas que nos alerten de determinadas dificultades en la traducción de algunas palabras y expresiones vigentes en aquella época.


Es recomendable la traducción de Gustavo Martínez, presidente de la Confederación Espiritista Argentina (CEA), que puede conseguirse gratuitamente en el siguiente enlace:  


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