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Educación del Espíritu

  • Foto del escritor: Visión Espírita
    Visión Espírita
  • 17 jun 2024
  • 6 Min. de lectura

La mediumnidad en la infancia y en la juventud

Janaina de Oliveira


Créditos: https://www.hoypadres.com/wp-content/uploads/2017/03/amigo_imaginario-735x400.jpg.webp

No es aconsejable estimular la práctica de la mediumnidad en la infancia y en la juventud. Esto se debe a que su organismo no está completamente desarrollado; sus órganos, sobre todo el sistema nervioso, están en fase de maduración. Además de eso, el niño-adolescente tal vez no posea el discernimiento necesario para evitar la influencia de los espíritus burlones o desorientados. 


Al tratar en El Libro de los Médiums sobre los “inconvenientes y peligros de la mediumnidad”, Kardec pregunta al Espíritu que lo asistía en aquella ocasión: 



¿Hay algún inconveniente en desarrollar la mediumnidad en los niños?


“El Espíritu dice categóricamente: Por cierto que sí, y sostengo que es peligroso porque esas organizaciones débiles y delicadas sufrirían por ese hecho grandes perturbaciones y las respectivas imaginaciones una excesiva excitación. Los padres prudentes deben apartarlos de esas ideas, o no hablarles del tema sino desde el punto de vista de las consecuencias morales.”


Más adelante, el Codificador insiste: Entre tanto, hay criaturas que son médiums naturales, ya sean de efectos físicos, de escritura o de videncia. 



¿Presenta eso el mismo inconveniente? 


“No, (responde el Espíritu). Si en un niño la facultad se manifiesta espontáneamente, es porque está en su naturaleza, y su constitución orgánica se presta para eso. Pero no sucede lo mismo cuando se la provoca o sobreexcita. Por todo lo expuesto, hay dos aspectos que resaltan referente a la mediumnidad en los niños, considerados desde la óptica de la Doctrina Espírita: la inconveniencia de estimular el ejercicio de la mediumnidad en la etapa infantil y la manifestación espontánea de esa facultad en los pequeños.”



1. Inconveniencia de estimular el ejercicio de la mediumnidad en los niños


El ejercicio de la mediumnidad requiere del adulto, disciplina, sintonía con los Espíritus preparados, meditación constante y estudio serio y continuado. 



¿Cómo exigir a un niño que la ejercite de modo adecuado? 


Educar la mediumnidad significa colocarse en dependencia magnética, mental y moral de espíritus de los más variados niveles evolutivos. El niño carece de experiencia y posee un organismo frágil, por lo que queda necesariamente expuesto a los efectos de la aproximación de una entidad obsesora. 


Con referencia a este tema Kardec dice lo siguiente: 


“La práctica del Espiritismo (...) exige mucho tacto para inutilizar las tramas de los espíritus embaucadores. Si éstos engañan a los hombres formados, es claro que engañarán, también, a los niños y a la juventud que están más expuestas a ser víctimas de ellos. Además, se sabe que el recogimiento es una condición sin la cual no se puede tratar con Espíritus serios. Las evocaciones realizadas frívolamente y por diversión son una verdadera profanación que facilita el acceso a los espíritus burlones o malhechores. Ahora bien, como de un niño no se puede esperar la seriedad necesaria para ese acto, es de temer que haga de su mediumnidad un juguete si queda bajo su propia responsabilidad..”



2. Mediumnidad espontánea en la infancia y en la juventud


Si por el contrario, la mediumnidad en el niño o en el adolescente es espontánea, queda claro que está en su naturaleza y que su constitución orgánica se presta para eso. Al ser así, lo que es natural es un motivo más para ser tratado con naturalidad, según deducimos de las siguientes palabras que el Espíritu superior dirigiera a Kardec: 


“Observa que el niño que tiene visiones, generalmente no se impresiona con ellas porque le parecen algo muy natural, no les presta mucha atención y casi siempre lo olvida. Más tarde, recuerda ese hecho y lo explica fácilmente si conoce el Espiritismo. Es verdad que a medida que crece, el niño o el adolescente se va desligando poco a poco de la influencia del mundo espiritual, comienza a interesarse más efectivamente por lo que sucede en el plano físico, y, como consecuencia, las manifestaciones mediúmnicas pueden disminuir y resurgir después, principalmente, en la adolescencia, si tiene un compromiso mayor con la mediumnidad.”


2.1 Infancia, juventud y los Espíritus protectores


En el prefacio de la oración a los Ángeles guardianes y a los Espíritus protectores, capítulo XXVIII: Oraciones Espíritas, de El Evangelio según el Espiritismo, Kardec dice lo siguiente: 


“Todos tenemos unido a nosotros desde nuestro nacimiento un Espíritu bueno que nos ha tomado bajo su protección. Desempeña con nosotros la misión de un padre para con su hijo: la de conducirnos por el camino del bien y del progreso a través de las pruebas de la vida (...) De ese modo, el niño está resguardado por la influencia benéfica y controladora de los Espíritus protectores, recibe de ellos intuiciones que lo orientan y, por lo general, avisos y recados para los familiares que ellos transmiten a través de la videncia, de la intuición o de otras facultades.


Cuando el niño está resguardado, controlado, por su Espíritu protector o Ángel de la guarda, según la comprensión de la mayoría de las personas, y auxiliado por otros amigos espirituales que lo aman – no hay que temer; le cabe a la familia, en primer lugar, demostrar serenidad, confianza en los designios superiores y facilitar así la benéfica intervención de esas entidades.”


2.2 Infancia, juventud y los problemas mediúmnicos


Entre tanto, es oportuno tener en cuenta que, en muchos casos, aunque sea espontánea, la facultad mediúmnica no deja de ser dolorosa y motivo de preocupación en la infancia y en la juventud. En varias épocas de la humanidad y en los cuatro puntos cardinales del mundo se sabe de familias atormentadas por la presencia de Espíritus que se manifiestan a los pequeños de las más variadas formas, a través de los diversos tipos de mediumnidad y con los más diversos objetivos e intenciones. El tema es extremadamente delicado si tenemos en cuenta la dificultad en descubrir qué es lo que está ocurriendo con el niño-adolescente. Esto obstaculiza la búsqueda de una solución feliz para el problema, sobre todo, si la familia no tiene conocimiento de la Doctrina Espírita.


2.3. Recursos de amparo a los niños que tienen mediumnidad


Queremos enfatizar el llamado a la prudencia de las madres, de los padres o tutores en el sentido de apartar a los hijos de esas ideas, de no hablar sobre el tema, a no ser desde el punto de vista de las consecuencias morales. A este sabio consejo, que contiene un excelente recurso de amparo - tenga o no indicios de mediumnidad - podemos agregar otros, también valiosos, de los cuales la familia no puede prescindir: orar a favor de los Espíritus que intentan acercarse a ellos; pases suministrados por personas responsables; asistencia a las clases de Educación Espírita Infanto-Juvenil, para que poco a poco puedan ir asimilando nociones doctrinarias compatibles con su edad. Es también importante para el equilibrio de los familiares y de los peques la oración conjunta en el hogar, con el objetivo de reunir a la familia en torno de las enseñanzas evangélicas a la luz del Espiritismo y con la asistencia de Benefactores espirituales. 


Si repitiendo al Eclesiastés, todo tiene su tiempo determinado y hay un tiempo para todo propósito bajo el cielo; si los frutos necesitan estar sazonados para ser cosechados y saboreados, así también los padres de la Tierra, siguiendo los dictámenes de la propia naturaleza, deben esperar la época oportuna para que los hijos ejerzan la mediumnidad y cumplan los sagrados deberes asumidos en el mundo espiritual antes de reencarnar.


En resumen, llegamos a la conclusión de que la Doctrina Espírita nos recomienda los principios a continuación:


  1. Si no existe una facultad mediúmnica ostensible y evidente, no se debe estimular a los niños y a los jóvenes al desarrollo de su mediumnidad. Es recomendable, siempre que su nivel cognitivo lo permita, orientarlos  respecto al peligro de "jugar" con el mundo espiritual en pasatiempos como la ouija por ejemplo, que pueden representar puertas abiertas a la obsesión. Los llamados amigos imaginarios no siempre son fruto de una facultad mediúmnica, pero pueden serlo.

  2. En el caso de que los niños y los jóvenes vean espíritus y que esta facultad se manifieste de forma armónica, a través de amigos imaginarios, visiones de familiares o espíritus simpáticos, incluso a través de la transmisión de mensajes del Espíritu protector de ellos, se debe tratar el tema de forma natural. Sin estar sobre estimulándolos sobre sus visiones o lo que escuchan, se les reconoce así que existen seres espirituales con naturalidad.

  3. En el caso de que la facultad mediúmnica se presente de forma que produzca desarmonía en las vidas de ellos, causando los terrores nocturnos por ejemplo, o cuando escuchan voces que les dicen cosas feas de forma poco amigable, se deben tomar medidas para que puedan vivir su mediumnidad de la forma más pacífica posible según sus programas encarnatorios se lo permitan. Sin descartar la ayuda médica y psiquiátrica que se pueda aportar a las familias, en el Centro Espírita se lo recomendarán a la familia: 

  • Orar a sus Guías espirituales para que interceden por los obsesores de sus hijos, pidiendo ayuda espiritual para que encuentren paz y puedan perdonar cualquier daño que se les haya hecho;

  • Llevar a los niños y los jóvenes a las clases de Educación Espírita en el centro, donde recibirán orientación dentro de los principios de la doctrina en su nivel cognitivo de forma amena;

  • Llevarlos al Centro Espírita para que reciban pases espirituales, que les ayudarán a armonizar sus cuerpos espirituales;

  • Hacer el Evangelio en el hogar y mantener un clima de oración, recogimiento y amor en casa, de manera que se puedan atraer a la convivencia familiar los buenos espíritus que protegerán el hogar y ayudarán a posibles obsesores.

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