La materia del mundo espiritual
Laboratorio del mundo invisible – 3ª parte
(El Libro de los Médiums, capítulo VIII)
David Santamaría
Conforme ya vimos (VE60) los objetos plasmados en el mundo espiritual serían una apariencia; por lo tanto, en el caso de que pudieran tornarse tangibles, “… no podrían convertirse en objetos de uso frecuente, porque en realidad no hay en ellos agregación de materia, como en vuestros cuerpos sólidos.” (Ítem 128.18). O sea, ese proceso de “construcción” no es un proceso de elaboración al uso, tal y como lo entendemos desde nuestro mundo físico.
Seguimos con la explicación de Kardec (todos los resaltados en los textos citados en este artículo son nuestros): “… el Espíritu actúa sobre la materia. Extrae de la materia cósmica universal los elementos necesarios para formar, según lo desee, objetos que tengan la apariencia de los diversos cuerpos que existen en la Tierra. (…) Esta facultad es inherente a la naturaleza del Espíritu, que la ejerce a menudo como un acto instintivo, cuando es necesario, y sin percatarse de ello. Los objetos que el Espíritu forma tienen una existencia temporaria, subordinada a su voluntad o a la necesidad. Puede hacerlos y deshacerlos según lo desee.” (Ítem 129).
¿Lo antedicho quiere de alguna manera significar que la “realidad material”, que se nos presenta a través de diversas comunicaciones mediúmnicas, como, por ejemplo, las “colonias espirituales” y todo lo que contienen, sería solamente una apariencia? Curiosamente, tanto podríamos responder que sí como que no. Veamos por qué:
Diríamos que sí, porque los colaboradores de Kardec precisan que se trata de objetos hechos y deshechos, según la voluntad y la necesidad del Espíritu.
Diríamos que no, porque para los Espíritus desencarnados esa realidad, aunque definida como una apariencia, es algo totalmente consistente y auténtico.
Intentemos conciliar ambas posiciones:
Partimos de la base de que el nivel evolutivo de los Espíritus vinculados al planeta Tierra es todavía bajo y, por lo tanto, insuficiente como para estar después de la muerte en un entorno impreciso, indefinido, sin formas. Por ello, esos seres precisarán estar allá en un ambiente cuasi “físico” similar en todo al que están habituados aquí.
Podemos aportar también que, en el libro Violetas en la ventana, de Patricia y Vera Lúcia Marinzeck de Carvalho (cap. 9), el Espíritu Patricia intenta atravesar una pared de la casa de su abuela en la Colonia San Sebastián y no lo consigue, dándose un fuerte golpe. Esta es la consideración que se le hace: “La edificación de la Colonia no es como la construcción de los encarnados, es una proyección mental. Para que lo entiendas, está hecha de materia sutil, como la de nuestro periespíritu, como este cuerpo que ahora tenemos.” O sea, una “proyección mental”, pero muy real para Patricia.
En la literatura mediúmnica no abundan las descripciones de la construcción y/o demolición de estructuras materiales en el mundo de los Espíritus. Uno de esos pocos ejemplos podemos verlo en la obra Amanecer de una nueva era, de Manoel Philomeno de Miranda y Divaldo Franco (capítulos 9 y 18). Allí se relata la necesidad de una determinada construcción en el plano espiritual, para defender una Institución espírita del plano físico de los ataques de un grupo de Espíritus aún muy atrasados moralmente:
Aquellos constructores especializados, “… dieron inicio al trabajo que se realizaba mediante la concentración mental muy intensa de algunos de ellos, que hacía surgir del fluido cósmico el material que otros aplicaban en la edificación cuya base se asentaba en la sala de conferencias, abarcando un gran espacio de forma cuadrangular. (…) Poco a poco se fue erigiendo la edificación, que nos hacía recordar a las antiguas torres de vigía de los castillos medievales. En menos de una hora quedó concluida la obra, que superaba la altura del edificio material.” Por su parte, los Espíritus atacantes la verían, la sentirían, como siendo una estructura totalmente real y sólida. Una vez superada la circunstancia adversa, “me di cuenta de que la Torre de vigilancia había sido deshecha, porque ya no era necesaria…”
Otro hecho análogo de construcción de una realidad físico/mental la encontramos en las imágenes mentales generadas por Espíritus sufrientes, perturbados; imágenes que conforman su situación particular después de su tránsito al Más Allá. A este respecto vemos, en un texto de André Luiz y Francisco Cándido Xavier (Evolución en dos mundos, 1ª parte, cap. 16, apartado Zonas purgatoriales): “…los delincuentes de variada categoría, padecen por largo tiempo la influencia constante de las aflictivas creaciones mentales de ellos mismos, pues están a ellas aprisionados…”. Creaciones mentales completamente concretas y palpables para ellos.
Por lo tanto, comprendemos que un grupo de Espíritus especializados, podría crear, por un efecto de su voluntad, una casa, un hospital, una ciudad,… Así mismo podrían mantener esa realidad por todo el tiempo que se considerara necesario (días, meses, años, siglos,…). Construcción que desaparecería cuando perdiera su utilidad.
No podemos dejar de mencionar aunque sea de pasada la existencia, en el Universo, de otras realidades materiales y energéticas, aún desconocidas en su esencia por la misma Física. Así, pues, las llamadas materia oscura y energía oscura, que constituyen el 95% de la materia-energía del Universo, influyen grandemente en él a pesar de la ignorancia que hay sobre las mismas. El 5% restante es la materia que conocemos. A partir de esta realidad pueden surgir muchos interrogantes sin respuesta, al respecto de la tal vez posible presencia de aquella materia y aquella energía desconocidas en esas construcciones mentales.
Evidentemente la prudencia nos invita a esperar los avances de la Ciencia para posicionar mejor esos conocimientos, aún no suficientemente fundamentados (a pesar de su realidad), de la a veces desconcertante “materialidad” del mundo espiritual. Sin dejar de lado, además, que Kardec nada dice directamente en sus obras sobre esas “construcciones espirituales”, a pesar de lo enunciado en los párrafos comentados de este capítulo de El Libro de los Médiums. Ello nos reafirma en la necesidad de continuar el estudio y la investigación de todos estos pormenores.
En el próximo número terminaremos el examen de este interesantísimo capítulo.
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